“La Política Económica de
México en Tiempos de Crisis”.
1º. La crisis financiera y económica internacional:
• Es diferente a cualquiera que haya sufrido la economía mundial desde los
años de la Gran Depresión, lo que ha dificultado su comprensión y,
sobretodo, la formulación de pronósticos acerca de su evolución.
• Sin embargo, parece probable que la crisis será de mayor profundidad y
mayor duración que cualquiera de las recesiones modernas y que la
recuperación será más lenta y prolongada.
2º. La crisis golpeará con virulencia a México dada la estrecha asociación del ciclo
de la economía mexicana con la economía de los Estados Unidos, nación donde se
generó y desde donde se ha dispersado al resto del mundo.
En comparación con otras economías emergentes, principalmente de Asia, la
economía mexicana, a pesar de sus equilibrios macroeconómicos, es más
vulnerable por la escasa diversificación de su comercio exterior y por sus
deficiencias estructurales.
Los mecanismos de transmisión hacia México son diversos: menores
exportaciones a los EUA, menor turismo, menor envío de remesas, presión sobre
los empleos por el retorno de trabajadores que emigraron, menor inversión
extranjera y fuertes restricciones al crédito.
3º. De hecho, las manifestaciones de la etapa recesiva ya se observan en variables
clave de la economía como el empleo y la producción industrial. Además, en las
últimas semanas se ha agregado una mayor presión inflacionaria generada por la
devaluación del peso. Los efectos perjudiciales de la crisis se extenderán a:
• Las familias, por las caídas de empleos, de salarios reales, de transferencias
provenientes del exterior, del crédito a la vivienda y del valor de mercado de
sus patrimonios.
• Las empresas, por la disminución de las ventas, la falta de liquidez y la
escasez y encarecimiento del crédito.
• El gobierno, por la probable disminución de la recaudación del ISR, el IETU
y el IVA y el encarecimiento de sus fuentes de financiamiento.
EL SEGUNDO CONSENSO DE HUATUSCO
4º. La magnitud de la crisis al parecer no ha sido diagnosticada a plenitud por el
gobierno ni por otros actores políticos. Las medidas, por cierto acertadas, que ha
dictado el Ejecutivo en las últimas semanas, incluyendo las iniciativas de Finanzas
Públicas para 2009 que fueron aprobadas por el Congreso, no parecen tener el alcance
ni la fuerza para contener y mucho menos revertir los efectos de la crisis internacional
sobre las familias y empresas de México. Existe el riesgo de que la debilidad fiscal se
agudice a partir de 2010 en caso que no repunte el precio del petróleo, de no poderse
contar con coberturas favorables y al haberse agotado los fondos para contingencias y
no haber fortalecido los ingresos tributarios.
5º. La situación exige un Plan de Emergencia para la Protección del Empleo y de la
Planta Productiva. Este Plan deberá ser nacional, contar con la aprobación de los
poderes de la Unión, de los gobiernos estatales y municipales, de todas las fuerzas
políticas, de las representaciones de empresarios y de obreros, así como de la sociedad
civil.
6°. Mientras madura la propuesta de construir un Plan de esta envergadura y transcurre
el tiempo para su formulación y aprobación, se recomienda que el Poder Ejecutivo en
el ámbito de sus atribuciones lleve a cabo algunas intervenciones con prudencia
macroeconómica y audacia microeconómica:
Primera.- Una reingeniería del presupuesto de egresos para ampliar el margen de
maniobra contracíclica del gasto público tanto en inversión pública como en gasto
social.
Segunda.- Una mejor instrumentación de los proyectos de gobierno para realizarlos
con oportunidad, eficacia y transparencia, que eleven la credibilidad de la
intervención gubernamental.
Tercera.- Una mayor colaboración al interior del gobierno para unir recursos y
esfuerzos en programas de emergencia para defender los empleos, a la población
vulnerable y a las empresas medianas y pequeñas, abrumadas por la contracción de
sus mercados y la falta de financiamiento.
Cuarta.- La utilización de la Banca de Desarrollo como una palanca para ampliar el
crédito a programas de infraestructura, vivienda y a las necesidades del sector
productivo.
Así mismo y dado que el riesgo de una recesión prolongada es ahora mayor que el
riesgo inflacionario, una porción importante de miembros del Grupo Huatusco
recomienda que el Banco de México relaje su postura y reduzca a la brevedad su tasa
de referencia, como la han venido haciendo la mayoría de los bancos centrales.
EL SEGUNDO CONSENSO DE HUATUSCO
7º. Sin embargo, las acciones viables para el Ejecutivo tendrán que ser fortalecidas por
resoluciones del Congreso que atiendan a la coyuntura y, a la vez, den a la economía
mexicana mejores condiciones para un crecimiento con equidad. Al respecto se
proponen:
Primero.- El perfeccionamiento de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad
Hacendaria para ampliar la capacidad de utilizar a la política fiscal como un
instrumento de estabilización macro-económica a lo largo del ciclo económico.
Segundo.- Fortalecer la capacidad del Estado para orientar el crecimiento con
equidad mediante una reforma hacendaria
Tercero.- Una reforma integral de la legislación laboral y en materia de seguridad
social para ampliar las oportunidades de empleo en los sectores formales de la
economía y crear nuevos instrumentos de protección, como un seguro nacional de
desempleo.
Cuarto- Continuar con la agenda de cambio estructural, especialmente de aquella
orientada a promover una mayor competencia económica y mercados más eficientes.
El Grupo Huatusco recomienda al Congreso de la Unión lanzar la convocatoria para
construir una Política de Estado para el Crecimiento con Equidad, que sea integral y
ambiciosa, para darle a México la capacidad de volver a crecer de manera estable,
sostenida y con equidad en la distribución de las oportunidades para todos. El Congreso
es el foro adecuado en la democracia mexicana para formular, procesar y consensuar esa
Política de Estado.