La Universidad Autónoma de Aguascalientes recomendó a las autoridades municipales revisar las autorizaciones para la colocación de enrejados en las colonias, pues los constructores han abusado de esta facilidad y han terminado por enrejar un amplio espacio urbano.
Los enrejados terminarán por aislar no solamente a las familias, sino hasta a los integrantes de éstas, al grado de que si ahora uno no entabla comunicación con sus padres, los adolescentes de mañana no se hablarán ni entre ellos mismos y mucho menos conocerán quiénes son sus vecinos.
La autoridad municipal debe acabar con los enrejados, pues basta dar una vuelta por la colonia Fátima para conocer la exageración que ha habido de los mismos.
Los «cotos» son una copia de lo que sucedió en la ciudad de México hace dos décadas, pero ahora comenzaron a utilizarse de manera exagerada, con la edificación de cientos de ellos, con el pretexto de estar mejor protegidos cada uno de los integrantes de quienes viven en ellos.
La ley de construcciones lo permite, pero sin embargo muchos de los condominios horizontales han rayado en la ilegalidad, pues han sido cerradas calles completas.
La ciudad entera se ha estado fraccionando, pues con el pretexto de que las familias se autoprotegen de la inseguridad que hay en las colonias y fraccionamientos, comenzaron a construirse estos enrejados que lo único que buscan es la exclusión de las familias.
De acuerdo a un estudio de la UAA, lo que inició con zonas residenciales en el norte de la ciudad, se expandió y terminó por sobreutilizarse, al grado de que en este momento en una cuadra se fraccionaron hasta en seis «cotos».
Hay colonias del norte de esta capital, como la Fátima, en la que comenzó a crearse una colonia de primera y una de segunda, además de que hay una mezcla de suelo impresionante.
Juan Javier Amador, encargado de proyectos en el decanato de Ciencias del Diseño y la Construcción de la UAA y el jefe de Sociología de la Casa de Estudios, Fernando Padilla, señalaron que el problema que han generado los condominios horizontales llegará en unos cuantos años.
Este es el momento de que las autoridades municipales hagan una revisión a la ley de construcciones, pues de continuar aprobando estas construcciones, en unos cuantos años serán cerradas calles y accesos a éstas.
En varios puntos de la ciudad, los fraccionadores o desarrolladores de vivienda han preferido adquirir media hectárea de terreno y construir en ella hasta diez casas, que hacer grandes fraccionamientos.
Pero lo que inició como una facilidad a los constructores, terminará por ser una importante exclusión de familias de los barrios.
Fuente- El Sol del Centro -6 de febrero de 2009-
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